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 «EL PLACER DE PASEAR», 2º PREMIO DEL CONCURSO PASEO MIRADOR

2018 
situación:  La Manga del Mar Menor, Murcia
coautores: Cantabella Architecture & Design 
promotor: público
superficie: 4.500 m²
visualización render: A2J arquitectos   
publicado en: La Voz de La Manga

«EL PLACER DE PASEAR», 2º PREMIO CONCURSO DEL PASEO MIRADOR EN EL PUENTE DE LA GOLA DE MARCHAMALO EN LA MANGA DEL MAR MENOR

En la Gola de Marchamalo sucede algo muy singular a nivel paisajístico: la unión de dos mares, dos entidades con distinto carácter, uno más cerrado y tranquilo, el Mar Menor y otro abierto y bravo, el Mayor o Mediterráneo. El proyecto reconoce esta especificidad del lugar para ponerla en valor con una intervención atenta a dos mares planteando un mirador o red de miradores 360º que invita a parar y mirar a ambos y que facilita el contacto físico y visual con el paisaje los 365 días del año.

Entendemos la problemática a resolver que plantea el concurso, una viga colector paralela y exenta al puente de la Gola con problemas de seguridad, como una oportunidad para propiciar un nuevo espacio público de calidad que empodera al peatón y potencia los recorridos a pie, en un lugar castigado urbanísticamente como es La Manga del Mar Menor donde el espacio público es bastante escaso.

El proyecto construye un nuevo lugar donde pasear, reunirse, descansar, y por supuesto, mirar al mar. Proponemos cubrir la viga-colector mediante un ensanchamiento de la acera. Así una acera muy estrecha por la que apenas se puede pasar, se convierte en un verdadero lugar, recuperando el placer de pasear. El paseo propuesto, de geometría serpenteante, posibilita con sus entrantes y salientes una suerte de estancias o balcones sobre el mar, más abiertos o más cerrados, y que permiten diferentes puntos de vista y ángulos de visión con horizontes más cercanos o lejanos.

El recorrido serpenteante se abre y se convierte en plaza cuando alcanza la rampa que conecta con el paseo existente. Una verdadera plaza sobre al mar gracias al nuevo apoyo, con nuevos equipamientos urbanos y con el telón de fondo de un jardín vertical de trepadoras que bordea el muro de la estación de bombeo. La rampa genera también espacios para detenerse, asomarse, sentarse y resuelve el encuentro con un solar con gran potencial de espacio público.

Esta línea sinuosa del paseo-mirador se enfatiza proyectando un pasamanos más ancho de lo habitual, como un atril sobre el que apoyarse cómodamente, por el que da gusto pasar la mano y que te guía hasta la bajada al mar.

Entendemos el espacio del puente de la Gola como un todo, un espacio público de mar a mar, donde el peatón es el rey y por ello planteamos dos nuevos pasos de cebra sobreelevados que obligan al vehículo a reducir la velocidad. De hecho, el tráfico rodado y la velocidad a la que circulan los vehículos son un problema serio en la Manga, donde ya ha habido varios accidentes. Este simple gesto de “desacelerar” y entrar en “territorio peatonal” brinda la oportunidad también al tráfico rodado de detenerse unos minutos, ceder el paso y entender el paisaje donde se encuentra.

 

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