Las epidemias del siglo XIX transformaron las ciudades y la forma de concebir el urbanismo para siempre. Políticos y médicos trabajaron conjuntamente para mejorar la salud de las ciudades y sus habitantes. Sólo ahora, tras la pandemia del COVID-19, se pone sobre la mesa cómo una crisis sanitaria puede precipitar cambios profundos en las ciudades a nivel mundial.
El Movimiento Higienista de mediados del XIX trajo consigo los planes de Ensanche en todas las ciudades, pero tal vez fue París la pionera de estas grandes reformas urbanas. Napoleón III eligió al barón Georges Haussman para “airear, unificar y embellecer la Ciudad”. Y los hechos se consumaron: según Kenneth Frampton, sólo durante la era Haussman (de 1853 a 1870) en París se construyeron 137 km de nuevos bulevares considerablemente más anchos, densamente arbolados y mejor iluminados, se adaptó la ciudad al nuevo medio de transporte -el ferrocarril-, se normalizó el mobiliario urbano (bancos, quioscos, urinarios), se crearon extensas superficies de espacios públicos abiertos (como el Bois de Boulogne), se diseñó una red de parques pequeños por toda la ciudad y nuevos cementerios, y sobre todo se reformó el alcantarillado y la red de agua potable. La calidad de vida en la ciudad mejoró y el cólera desapareció.
Plan Haussman para Paris | Fuente Imagen: despargelandfraise.files.wordpress.com
Dos siglos más tarde, una pandemia vivida en confinamiento hace aflorar lo mejor y lo peor de las ciudades y su espacio público, lo mejor y lo peor de las casas donde vivimos. Porque ¿qué valor tiene ahora aquel balcón perdido para tener un salón más grande? ¿y la azotea de nuestro bloque de viviendas a la que nunca nadie sale a tender? ¿Y mi ventana, por qué no es más ancha o más alta? ¿Por qué no entra el sol? Las mismas preguntas nos hacemos si sólo podemos movernos a 1 km de nuestro domicilio, ¿por qué no tengo espacios verdes más cerca? ¿por qué la acera no es más ancha?
Cuando la calle es una extensión de tu casa, y te quitan la calle, en tu casa mínima te falta el aire. Cuando la salida a la montaña o la playa es tu conexión con la naturaleza y sólo puedes moverte cerca de tu casa donde no hay espacios verdes, te quitan la salud.
Y es que, en plena pandemia, la diferencia de clases se ha hecho más evidente que nunca, sobre todo en las grandes urbes donde se contraponen la casa mínima versus la casa con jardín, el barrio del centro versus la barriada de extrarradio. La arquitectura y el urbanismo han de seguir trabajando para minimizar las diferencias y favorecer una arquitectura digna de mayor calidad espacial, y un espacio público gratuito, más democrático, más inclusivo, más verde.
Pese a que algunas cosas están cambiando, en líneas generales las estructuras urbanas actuales dan la espalda a la naturaleza y reflejan años de desinversión, incluso de discriminación hacia ciertos colectivos. En tiempos de emergencia climática, esta coyuntura sanitaria es la excusa que necesitábamos para implantar modelos más saludables que hace años que vienen desarrollándose de forma tímida.
Anillo Verde de Vitoria-Gasteiz | Imagen: Vitoria-Gasteiz.org
¿Cómo se vive una pandemia cuando puedes llegar caminando desde tu casa fácilmente a un espacio de alto valor ecológico y paisajístico? Vitoria-Gasteiz fue pionera en la nueva gestión de los espacios verdes y la renaturalización urbana. Su Anillo Verde, una gran área natural de uso recreativo en torno a la ciudad, fue uno de los primeros corredores ecológicos diseñado con el objetivo de restaurar la periferia tanto desde el punto de vista ambiental como social.
Plano del Anillo Verde de Vitoria-Gasteiz | Imagen: Vitoria-Gasteiz.org
El modelo de supermanzanas de Barcelona, recogido en el Plan de Movilidad Urbana de 2013, estructura la ciudad en unidades vecinales pacificadas más verdes de unos 400 por 400 metros, en cuyo interior se reduce al mínimo el tráfico y el aparcamiento en superficie, y se da preferencia a los peatones.
Supermanzana del Poblenou, Barcelona | Foto: Andrea Pala
Supermanzana de Sant Antoni, Barcelona | Foto: Edu Bayer, Ajuntament de Barcelona
Una estrategia más reciente es la ciudad de los 15 minutos impulsada por Anne Hidalgo, alcaldesa de París, que pretende crear barrios autónomos donde todos los servicios esenciales están a un cuarto de hora o menos en bici o a pie, puede ser una de las líneas a seguir. La idea es que «la gente, teniendo esta descentralización, reduzca la presión sobre las infraestructuras de transporte”, una ciudad que prioriza los carriles bici y el transporte público.
Le Paris du 1/4 heure. Paris en Comun | Imagen: Micaël, vía Twitter @Anne_Hidalgo
Le Paris du 1/4 heure. Paris en Comun | Imagen: Micaël, vía Twitter @Anne_Hidalgo
Ya sea en la ciudad densa, en los pueblos, en tejidos suburbanos o en el entorno rural, estrategias como la renaturalización, el concepto de red y núcleos conectados, los servicios esenciales a tiro de piedra y la conexión directa con el espacio verde son ahora una demanda global.
¿Cómo viviremos juntos? La pregunta que resuena en nuestra cabeza no es otra que la que ya formulaba Hashim Sarkis para la La Biennale di Venezia 2020 (aplazada ahora para 2021). Es oporturno releer la declaración de Sarkis de hace un año que parece ahora premonitoria:
“Necesitamos un nuevo contrato espacial. En el contexto de la ampliación de las divisiones políticas y las crecientes desigualdades económicas, pedimos a los arquitectos que imaginen espacios en los que podamos vivir generosamente juntos: juntos como seres humanos que, a pesar de nuestra creciente individualidad, anhelan conectarse entre sí y con otras especies a través de medios digitales y del espacio real; juntos como nuevos núcleos familiares que buscan espacios para vivir más diversos y dignos; juntos como comunidades emergentes que demandan equidad, inclusión e identidad espacial; juntos a través de las fronteras políticas para imaginar nuevas geografías asociativas; y juntos como un planeta que enfrenta crisis que requieren una acción global para que podamos continuar viviendo”
Artículo de LeA atelier publicado originalmente en Spanish-Architects.