«LAS LÍNEAS DEL AGUA», INSTALACIÓN PARA EL FESTIVAL «TEMPS DE FLORS»
año: 2013
situación: escaleras de la calle de la Pera, Girona
coautores: Mercè Coves, Juan Luis Campoy, Aritz Sáez, Alberto Berbegal
colaboradores en el montaje: Nicole Bongard, Liza Kunkel, Xisca Grau, Germán Estalrich
promotor: público, Ajuntament de Girona, muestra «Girona, Temps de Flors»
constructora: autoconstrucción
superficie: 210 m²
fotografía: Nuria Búsquets, Juan Luis Campoy, LEA atelier
premios: Obra finalista en los 17º Premis d’Arquitectura de les Comarques Gironines, Obra catalogada en IV Edición 2012-2013 Premio Arquia próxima
publicado en: catálogo 17º Premis d’Arquitectura de les Comarques Gironines, catálogo IV Edición Premio Arquia próxima, Dominical Diari de Girona
En el Temps de Flors 2013 se nos planteó la posibilidad de trabajar con una de las calles más emblemáticas de la muestra: 42 metros de escaleras de piedra, con una visual directa a la catedral de Girona, que en su plaza mantiene un pozo de agua. La instalación construye así una metáfora donde la calle recupera su identidad con el agua.
El carrizo o Phragmites australis crece en los márgenes de los cursos de agua, formando vistosos conjuntos mecidos por el viento y creando paisajes sensitivos. Por la presencia de esta especie podemos leer el recorrido del agua, los ríos y los humedales. Sus flores se agrupan en plumeros de color claro que dibujan líneas sobre el paisaje, las líneas del agua.
Las ciudades, impermeables, han borrado estas trazas del agua y su vegetación asociada. Muchas de sus calles han sido trazadas por cursos de agua: “rambla”, “torrente”, “riera”…, son designaciones habituales.
Partiendo de la descontextualización de un carrizal, rastro natural del agua en el paisaje, la calle se llena de plumeros, envuelve al espectador en un paisaje táctil y frágil contrastando con la dura e impermeable piedra del Barri Vell, y haciendo la riada de gente partícipe de la instalación, como agua que fluye por las calles.
La instalación se materializa con un aparejo de ladrillo perforado donde los agujeros sirven de apoyo para la vegetación y los puntos de luz. La disposición de los ladrillos y la altura de la caña se han determinado a partir de visuales, del rellano inferior de las escaleras y de la plataforma de la plaza de la catedral, para así proyectar la imagen del curso de un río, donde fluyen los visitantes. Los puntos de luz en los ladrillos y muros de la calle, como luciérnagas, amplían el ámbito de la instalación, mientras que la reproducción del sonido del agua, transporta al visitante al espacio natural.