El huerto-jardín de ConnectHort
El huerto-jardín de ConnectHort
El pasado mes de octubre de 2014, durante un soleado y fructífero fin de semana, el equipo dinamizador de ConnectHort, gente interesada y todo aquel que quiso apuntarse, realizamos un taller de diseño permacultural impartido por Oriol Ferrando de Nomadic Permaculture. Hace unos meses que hemos cumplido un año desde que nos dieron las llaves y entramos en el solar, en noviembre de 2013. Un solar que estaba vacío en el barrio de Poble Nou y que ahora forma parte de la red de solares del Pla Buits urbans amb implicació territorial i social, impulsado por el Ayuntamiento de Barcelona.
Estábamos muy contentos porque llevábamos mucho tiempo queriendo hacer este taller de diseño del huerto según los principios de la permacultura. El año pasado, con todas las cosas que había que hacer (no había absolutamente nada en el solar cuando entramos), no nos vimos con tanta fuerza, y empezamos plantando un trocito más pequeño del espacio que teníamos reservado para huerto, según el método de las Parades en Crestall de Gaspar Caballero.

Plantamos cuatro parades. Es un método sencillo que nos sirvió para adentrarnos en el mundo hortícola. Nos fue muy bien la producción y además, aprendimos mucho.


Durante el taller, contrastamos ideas y terminamos de decidir la ubicación de los espacios en el solar, aunque la mayoría ya estaban claros después de un año de uso, y por supuesto, lo que más ganas teníamos: el diseño del nuevo huerto-jardín según los principios de la permacultura.


Desde el inicio de Connecthort queríamos tener un huerto que fuera también un jardín, con un diseño orgánico, un espacio para disfrutar, descansar, deleitarse; no solo productivo, que evidentemente también. Por eso pensamos también en espacios recogidos, más tranquilos, con un «banco de meditación» dentro del huerto. Además, pensamos en una zona de bancales más pequeños para los niños de los coles del barrio que quieren venir a disfrutar y aprender en ConnectHort.
Este croquis es el resultado de varias manos dibujando en el taller de diseño participativo y bajo los principios de la permacultura. De los deseos del huerto-jardín al dibujo:


Pero se había hecho sin escala, es decir, sin medidas reales, por lo que me encargué de re-diseñarlo para adaptarlo al espacio concreto del terreno disponible en el solar dando además medidas funcionales para un huerto.

Por ejemplo: los caminos principales, que conectan los puntos más importantes del huerto (toma de agua – compostadoras – entradas al huerto) serían de 80 cm, los secundarios de 60, bancales de ancho máximo 1,5 m (75 cm desde cada lado del camino, que es hasta donde te alcanza el brazo estirado), para los bancales de los niños 75 cm, ya que tienen los brazos más cortos, etc. Pero todo ello, siguiendo las ideas y sin perder la esencia del diseño colectivo.


Además, había que hacer un plano de replanteo que, para quién no lo sepa, es un plano con las medidas o distancias entre puntos representativos que sirve para pasar el dibujo al terreno.

¿Tantas medidas? En nuestro caso sí porque había que sacar los puntos de replanteo por triangulación al tratarse de formas orgánicas. En un diseño ortogonal con pocas medidas es suficiente, pero no era el tipo de huerto que queríamos.

Nos ha quedado, o eso me gusta pensar, un diseño muy al estilo del paisajista brasileño Roberto Burle Marx, diseñador del calçadao (pavimento) del paseo de Copacabana en Río de Janeiro, entre muchos otros inspiradores proyectos:


Posteriormente, durante una intensa jornada de trabajo en ConnectHort con personas de la empresa Booking, pudimos hacer el replanteo del nuevo huerto y adelantar un montón de trabajo más de todo el espacio.




Los bancales los hemos delimitado con maderas recicladas de palets y de una antigua tarima de madera que nos regaló nuestro amigo Pablo, del solar de Germanetes. Durante un tiempo este ha sido nuestro mantra: “cortar madera, clavar madera”, al estilo de la película Karate Kid. Ahora estamos terminando de sembrar y plantar en los bancales y disfrutando a tope del sol del invierno y de este pedazo de tierra en la ciudad.






También pintamos el plano del huerto en la pared de la caseta de herramientas para poder apuntar lo que vamos plantando en cada bancal y ponerles sus nombres. Tenemos el bancal Corazón (¡nos salió con esa forma!), el bancal Meditación, la espiral de Aromáticas, … además de los de las escuelas y asociaciones del barrio: el bancal Kinder (de los niños de la escuela Kinder), el bancal Voramar (escuela Voramar) y el bancal Bogatell (del Centre ocupacional de Bogatell).



¡Felicidades ConnectHort por tu primer año de vida! Un proyecto donde cada uno aporta lo que sabe y todos aprendemos. Plantamos ilusión, sembramos trabajo en equipo y recolectamos comunidad, respeto, aprendizaje… Y además, comemos más sano y nos sentimos más cerca de nuestra madre Tierra, ¿qué más se puede pedir? ¡Por muchos años más!

Elena Climent, arquitecta y paisajista de LeA atelier